MUJERES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Cuando una niña cierra los ojos

Labores científicas.

Labores científicas. / Luis Domingo

Cristina Sánchez-Carretero, antropóloga, vicedirectora del Incipit-CSIC y miembro de la directiva de AMIT-Gal

Cuando María Carreiro Otero, presidenta del nodo gallego de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, me invitó a escribir este artículo, me sugirió reflexionar sobre cualquier tema de mi propia investigación o bien sobre la situación de las mujeres en mi área de trabajo. Al principio, pensé en escribir sobre mis líneas de investigación en conflicto y patrimonio, procesos de participación y gestión patrimonial o las situaciones de disonancia cognitiva que producen las burocracias patrimoniales. También pensé en hablar de la antropología, sus especificidades metodológicas y su importancia para entender los procesos sociales. Pero, sobre todo, quería aprovechar esta columna para tratar de las situaciones de desigualdad que nos atraviesan a muchas mujeres que trabajamos en ciencia. Así que decidí centrarme en un nivel adicional de invisibilización que sufrimos las mujeres investigadoras y tecnólogas: el hecho de pertenecer a un ámbito no hegemónico de la ciencia. Me refiero al trabajo en ciencias humanas y sociales (CHS).

La inclusión del aprendizaje centrado en STEM ha supuesto grandes avances a la hora de dar un enfoque crítico, innovador y creativo para plantear problemas de investigación en diferentes niveles educativos. STEM son las siglas en inglés que hacen referencia a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (Science-Technology-Engineering-Mathematics). Hace más de quince años, se propuso añadir una “A” y llamarlo Steam para incluir el arte y las humanidades. Independientemente del debate que supone añadir o no esa “A”, me parece importante repensar la parte de “Ciencia” del acrónimo STEM, para trascender dos estereotipos: el primero es el vínculo de la ciencia con lo masculino. En este sesgo se lleva trabajando mucho tiempo. El segundo es el estereotipo que consiste en identificar la noción de “investigación científica” con una investigación que excluye a las ciencias humanas y sociales y que, como todo estereotipo, está basado en el desconocimiento por parte de las personas que lo reproducen.

En la pandemia de la COVID, quedó clara la importancia de la investigación en ciencias humanas y sociales. Así, en la declaración oficial de octubre de 2020 del director regional de la Organización Mundial de la Salud en Europa, Hans Henri Kluger, se incidía en que la investigación desde estas áreas era imprescindible para poder elaborar soluciones médicas y políticas adecuadas. Además, se instaba a hacer investigaciones que tuvieran en cuenta los diferentes saberes locales (Statement–Rising COVID-19 fatigue and a pan-regional response (who.int). En esa declaración, se daban ejemplos de países europeos en los que se habían realizado proyectos de investigación innovadores desde las ciencias sociales y humanas desde el inicio de la pandemia. En España hubo iniciativas, pero no de forma programática desde las instituciones. Por este motivo, se realizó un comunicado de las principales asociaciones de ciencias sociales de España. Por iniciativa de la Asociación de Antropología del Estado Español (Asaee) se lanzó en octubre de 2020, en plena pandemia, un comunicado conjunto entre la Asaee, la Federación Española de Sociología (FES), la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración (Aecpa) y la Asociación Española de Geografía (AGE) llamando la atención sobre la necesidad de incorporar las ciencias sociales en la investigación y gestión de la pandemia (Comunicado: Las ciencias sociales y la gestión e investigación de la COVID-19–Asaee Antropologia (asaee-antropologia.org). El comunicado terminaba diciendo: “Necesitamos escuchar los saberes situados que las ciencias sociales han aprendido a conjugar de la mano de movimientos sociales y comunidades vulnerables. La pandemia está transformando nuestra sociedad. Las investigaciones biomédicas ayudan a salvar vidas. Las investigaciones sociales mantienen vivas nuestras esperanzas y voluntades”.

Los enfoques desde las CHS son necesarios, entre otras cosas, para saber qué tipo de sociedad tenemos y qué sociedad queremos tener en el futuro. En definitiva, mantener vivas nuestras esperanzas y voluntades. ¿Qué me gustaría para ese futuro imaginado? Que cuando una niña cierre los ojos y le pidan que se imagine a una mujer científica pueda tener una variedad de imágenes. Por supuesto, no excluyo la imagen hegemónica de una mujer con bata blanca y aparatos de laboratorio, pero también muchas otras:

–Una mujer con un paletín haciendo excavaciones arqueológicas.

–Una mujer con una grabadora entrevistando a una gerente de una fábrica.

–Una mujer haciendo observación participante en un centro escolar.

–Una mujer leyendo manuscritos en la sección de libros raros de la Biblioteca Nacional.

–Una mujer con un ordenador analizando los resultados de encuestas.

–Una mujer haciendo un focus group para un estudio sobre cambio climático.

Incluso la visión hegemónica de la bata blanca y los apartados de laboratorio se complejiza si añadimos la visión desde las CHS, porque también hay mucho trabajo de este tipo en nuestras áreas. Por ejemplo, en el instituto donde trabajo, el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC (Incipit-CSIC), hay mujeres con bata blanca que hacen análisis de pólenes y maderas para ver cómo era la vida en la prehistoria; mujeres con bata blanca que hacen restauraciones y análisis de materiales; otras que hacer pirólisis y pueden analizar el uso del fuego hace miles de años. Somos muchas y trabajamos desde muchos enfoques.

Espero que las investigadoras de las áreas de ciencias humanas y sociales no tengamos que seguir defendiendo la relevancia de lo que hacemos, en comparación con otras áreas, sino que la investigación se defienda por sí misma desde un plano de igualdad.

Este artículo forma parte de una serie mensual de colaboraciones de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Galicia con LA OPINION. Doce aportaciones que buscan acercar la ciencia y la tecnología a la ciudadanía, mostrando la labor que cada una de nosotras desarrolla desde nuestra área de trabajo. Participamos científicas del campo de las matemáticas, la biología, la farmacia, la física, la economía, la ingeniería de telecomunicaciones, la sociología, la ingeniería industrial, la psicopedagogía, la informática, el derecho y, evidentemente, la arquitectura. Confiamos que resulten de su interés.